18/6/12

Brujula sin norte


 Durante los días de sus infancia, el hijo del campesino soñó con la inmensidad del agua. Había descubierto el mar en los ojos del viejo que murió en la montaña, a la sombra de pájaros silvestres. La piel del antiguo marinero tenia un olor salobre y arrastraba un viento húmedo y violeta cuando cruzaba el atardecer en dirección opuesta a los océanos.
       Cada mañana el viaje era una urgencia, pero el hijo del campesino posponía la  partida y el mar iba llenandose de asombros, de misterios posibles. Los huesos del viejo marino eran su brújula sin norte. Cuando creyó encontrar la ruta hacia la costa le faltaban lo sientes, ya no estaba en el aire ese olor salitroso que agitaba su sangre, quiso volver sobre las viejas canciones marineras y no encontró los versos, las tormentas, los amores perdidos, la distancia


Waldo Leyva

1 comentario:

mientrasleo dijo...

Una maravillosa composición la que forman texto e imagen, casi parecen creados el uno para el otro.
Un saludo