23/8/09

La Tregua


Asi, con la playa vacía, las olas se vuelven imponentes, son ellas solas las que gobiernan el paisaje. Veo ese mar implacable, desolado, tan orgulloso de su espuma y de su coraje, apenas mancillado por gaviotas ingenuas, casi irreales, y de inmediato me refugio en una irresponsable admiración. Pero después, casi en seguida, la admiración se desintegra, y paso a sentirme tan indefenso como una almeja, como un canto rodado. Ese mar es una especie de eternidad. Una presencia móvil pero sin vida. Una presencia de olas oscuras, insensibles. ¿Y si el mar fuera Dios? También un testigo insensible. Una presencia móvil pero sin vida.


La Tregua - Mario Benedetti.
Imagen:Carlos Cárrega O'Dena.

20/8/09

El Paciente Ingles


Se puso de pie en el jardín en el que había estado trabajando y miró a lo lejos. Había notado un cambio en el tiempo. Se había vuelto a levantar viento, voluta sonora en el aire, y los altos cipreses oscilaban. Se volvió y subió la cuesta hacia la casa, trepó una pared baja y sintió las primeras gotas de lluvia en sus desnudos brazos. Cruzó el pórtico y entró rápida en la casa. No se detuvo en la cocina, sino que la cruzó y subió la escalera, a obscuras, y después continuó por el largo pasillo, a cuyo final se proyectaba la luz que pasaba por una puerta abierta. Giró y entró en la habitación, otro jardín, de árboles y parras esta vez, pintado en sus paredes y techo. El hombre yacía en la cama con el cuerpo expuesto a la brisa y, al oírla entrar, volvió ligeramente la cabeza hacia ella. Cada cuatro días le lavaba su negro cuerpo, comenzando por los destrozados pies. Mojaba una manopla y, manteniéndola en el aire, la estrujaba para que el agua le cayera en los tobillos. Al oírlo murmurar, alzó la vista y vio su sonrisa. Por encima de las espinillas, las quemaduras eran más graves, más que violáceas, hasta el hueso. Llevaba meses cuidándolo y conocía el cuerpo bien: el pene, dormido como un hipocampo; las caderas, estrechas y duras. Los huesos de Cristo, pensó. Era su santo desesperado. Yacía boca arriba, sin almohadón, mirando el follaje pintado en el techo, su baldaquín de ramas y, encima, cielo azul. Le puso tiras de calamina en el pecho, en los puntos en que estaba menos quemado, en que podía tocarlo. Le gustaba la cavidad bajo la última vértebra, su farallón de piel. Al llegar a los hombros, le soplaba aire fresco en el cuello y él murmuraba algo. ¿Qué?, preguntó ella, tras perder la concentración. Cuando él giró su obscura cara de ojos grises hacia ella, se metió la mano en el bolsillo. Peló la ciruela con los dientes, sacó el hueso y le introdujo la pulpa en la boca. Él volvió a murmurar y atrajo el atento corazón de la joven enfermera, que estaba a su lado, hasta sus pensamientos, hasta el pozo de recuerdos en el que no había cesado de sumergirse durante los meses anteriores a su muerte.

Oondaatje M.-El paciente Ingles.
Imagen: Jean-Jacques Henner

17/8/09

Evocaciones




Vaciastes mi mente de silencios y palabras.
Recorrias mis espacios deshabitados.Escuchabas el roce de los sonidos mas intimos,de todo aquello que se esconde a la mirda.
Y en un extasis de distancia indescifrable,quise buscarte en mi oscuro salitre,entre las sabanas de un viejo sueño deshilado.
Tocastes las cenizas de mi piel despertando un deseo desmayado,volaba hacia ti, Sibila en las madrugadas del perdido mayo.


Marga Clark
Imagen:Marga Clark

16/8/09

El jardin

Puedo quedarme al margen de un jardin y su aroma:
los parterres,el cenador de hierro
que se cuaja en glicinias o las altas propuestas
sonoras de sus fuentes.Puedo
quedarme al margen,poseida
- contra el cerco de boj-por el recuerdo
precisamente de ese jardin y de su aroma.

Autor :Maria Victoria Atiencia
Imagen:Monet

14/8/09

Las Bostonianas

Ella no se hacia nunguna ilusion sobre el porvenir que le esperaba cuando fuera su muer,no lo pintaba con colores suaves ni se prometia que resultaria facil; por el contrario,sabia que viviria en la pobreza y en la oscuridad,que serai la compañera de sus luchas y de su severo,duro y aspero estoicismo.Pero sabia tambien que la felicidad para ella consistia en introdicirse en la vida de el,por arida y triste que pudiera ser.

Henri James,Las Bostonianas
Imagen.Ewdard Burne Jones

12/8/09

Juramentos


Pon tu frente sobre mi mano y tu mano
en mi mano
Y hazme los juramentos que romperas
mañana.
Y lloremos hasta que amanezca
mi pequeña fogosa.


Paul Verlaine
Imagen :FredericLeighton

10/8/09

Las ciudades invisibles


Al hombre que cabalga largamente por tierras agrestes le asalta el deseo de una ciudad. Finalmente llega a Isidora, ciudad donde los palacios tienen escaleras de caracol incrustadas de caracolas marinas, donde se fabrican con todas las reglas del arte catalejos y violines, donde cuando el forastero está indeciso entre dos mujeres siempre encuentra una tercera, donde las peleas de gallos degeneran en riñas sangrientas entre los que apuestan. En todas estas cosas pensaba el hombre cuando deseaba una ciudad. Isidora es, pues, la ciudad de sus sueños; con una diferencia. La ciudad soñada lo contenía joven; a Isidora llega a edad avanzada. En la plaza hay un murete desde donde los viejos miran pasar a la juventud: el hombre está sentado en fila con ellos. Los deseos ya son recuerdos.

Las ciudades invisibles - Italo Calvino
Imagen:Codazzi

8/8/09

Felicidad de infancia

Todo mi cuerpo es poroso para
recibir el viento fresco de
primavera.Por todas partes soy
infinito y por todas partes estoy
contento... Soy feliz por Ayer,
cryendome dios y sin principio
ni fin.

Texto:Paul Fort
Imagen:Monet

7/8/09

Alma

Y tu ¿de que lado de mi cuerpo estabas, alma, que no me socorrías?

Autor :Jose.Angel Valente
Imagen:Yolanda Alonso Merchan

5/8/09

La ciudad


"Dices «Iré a otra tierra, hacia otro mar
y una ciudad mejor con certeza hallaré.
Pues cada esfuerzo mío está aquí condenado,
y muere mi corazón lo mismo que mis pensamientos
en esta desolada languidez.
Donde vuelvo mis ojos sólo veo
las oscuras ruinas de mi vida y
los muchos años que aquí pasé o destruí».
No hallarás otra tierra ni otra mar.La ciudad irá en ti siempre.
Volverás a las mismas calles.
Y en los mismos suburbios llegará tu vejez;
en la misma casa encanecerás.
Pues la ciudad siempre es la misma.
Otra no busques -no hay-, ni caminos ni barco para ti.
La vida que aquí perdiste
la has destruido en toda la tierra.



Konstantinos Kavafis: "La ciudad"
Imagen:Carotjnr

3/8/09

Miedo

Somos perversos, porque somos terriblemente conscientes de que tenemos miedo de decir la verdad a los otros. No perdonamos nunca a los demás, porque sabemos que nosotros mismos somos falibles. La conservación de nuestra conciencia se basa en el pánico a comunicar la verdad al prójimo. Nos refugiamos en el orgullo, porque nos asusta confesarnos la verdad a nosotros mismos."

Kakuzo Okakura: "El libro del té"
Imagen:Carlos Saenz de Tejada

1/8/09

Zelda Fitzerald a F.Scott Fitzerald


Montgomery (Alabana) ,marzo 1920.

Cuando miro hacia el camino y te veo venir__y veo tus arrugados pantalones emerger de todas las nieblas y brumas y correr hacia mi_Sin ti,querido no podria ver ni oir ni sentir ni pensar-ni vivir-Te quiero mucho y no permitire que estemos separados una noche mas mientras duren nuestras vidas. Estar sin ti es como pedir clemencia a una tormenta o matar la Belleza o hacerse viejo.Tengo muchas ganas de besarte- en la espalda donde nace el pelo y en el pecho-te quiero- y no se como decirte hasta que punto.Pensar que voy a morir sin que lo sepas,tienes que esforzarte por sentir lo mucho que te quiero-lo inanimada que me quedo cuando te vas.

Vuelve pronto ,vuelve pronto a mi -no podria soportar estar sin ti ahunque me odiaras y estuvieras cubierto de llagas como un leproso-ahunque te escaparas con otra amaujer y me dejaras morir de hambre y me golpearas-te seguiria queriendo,lo se-

Amante,Amante mio,cariño.

Tu esposa